jueves, 1 de enero de 2009

Articulo 2 en Unirioja2: Los aerolitos de hielo del año 2000 (24/11/2009)

Articulo publicado en Unirioja2 el 24/11/09:

Seguro que muchos de vosotros recordáis esta ola de caídas misteriosas de grandes y aislados trozos de hielo desde el cielo de toda España en un par semanas de 2000, y de las que se hablo y especuló tanto. Pero, después de tantos espacios en televisión, radio y prensa en aquellos días, ¿te quedó claro su origen? Tras más de ocho años, veamos que resumen se puede hacer.

El primer caso del que se habló sucedió el 10 de enero de 2000 en Tocina (Sevilla). Una piedra blanca y dura, con un peso de más de dos kilos, aterrizó de forma violenta sobre el techo de un turismo, hundiéndolo. Sucedió en la carretera, sin ninguna construcción elevada en los alrededores. No tenía más remedio que venir del cielo.


En algo más de dos semanas se registraron más de cien casos similares por toda la Península, y se descubrió algún incidente anterior, como el del 8 de enero en Soria, que pasa por ser el primero cronológicamente. En un taller a las afueras de Soria un tejado de uralita con un agujero, un 'meteorito' de hielo, y unos trabajadores que en principio no dijeron nada por miedo a ser tomados por locos.

Al aumentar el número de 'pedradas' de hielo, los medios de comunicación lo abordaron creando una repercusión y alarma pública con pocos precedentes. Las autoridades se vieron empujadas a nombrar una comisión en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para aclarar los hechos, pues no se sabía el origen de los bloques de hielo, que fueron bautizados como aerolitos o frigolitos por los medios de comunicación.

Se coordinó la recogida de los restos en las diferentes provincias, y así bastantes de ellos acabaron en una cámara frigorífica del Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Cada bloque fue examinado por físicos, químicos y meteorólogos, entre otros. Entre los que encabezaron la investigación destaca Jesús Martínez Frías, geólogo especialista en meteoritos que trabajaba para la NASA.


Mientras los científicos trabajaban, el resto de España opinaba. Era el tema de moda, y nació la polémica. Unos aseguraban que se trataba de un fenómeno conocido y presentaban antecedentes, aunque el hecho aún no tuviera explicación científica. Por contra, varios grupos de escépticos defendían varias hipótesis y explicaciones más triviales, como achacarlo a hielo residual desprendido de aviones en vuelo, ya serías desde las alas o desde los sanitarios del avión.

La opinión pública no sabía que pensar. En una encuesta de esos días, el 28% creía que era una gran broma, un 21% se decantaba por el fenómeno atmosférico, un 6% por hielo de aviones, un 3% lo atribuía a cometas, y el 35% no sabía o no contestaba.

Tras los estudios preliminares, el 21 de enero en la sede central del CSIC de Madrid, en una rueda de prensa se dieron a conocer los primeros resultados ante la presión mediática. La mayor parte de los aerolitos eran auténticos, pero el fenómeno que los generó parecía ser una causa atmosférica sin explicación.


Los aerolitos dejaron de caer en unas semanas, aunque aparecieron casos en países como Italia o Canadá. Expertos e investigadores extranjeros se unieron al análisis de los restos españoles. Se descubrió que se componían de agua pura, es decir, de agua de lluvia. Cada bloque de hielo se formaba a partir de pequeñas partículas que se sostenían y formaban en el aire. Esta formación ocurría entre los diez y veinte kilómetros de altura (estratosfera, que cubre entre los 10 a 50 Km. de altura), y cuando el aerolito alcanzaba el peso suficiente, la gravedad hacia el resto. Los bloques de hielo estaban estratificadas en capas y llenas de burbujas de aire, que contenían gases como amonio y partículas de sílice. La conclusión fue que "tienen su origen en procesos similares a los de la formación del granizo". La formación de los primeros núcleos de hielo podría deberse a la persistencia de las estelas de aeronaves que, en condiciones atmosféricas inusuales, podrían contribuir a generar núcleos de hielo en las capas altas de la atmósfera.


David Travis, un climatólogo de la Universidad de Whitewater (Wisconsin) afirmó que la similitud en los detalles aportados por los investigadores que a lo largo de la pasada década recogieron y estudiaron en distintas partes del mundo 50 bolas de hielo como las caídas en España, hace suponer que no se trata de un engaño. Así, el director del Centro Mediterráneo de Estudios Ambientales de Valencia, el profesor Millán, opina que la extraordinaria humedad de la baja estratosfera registrada durante los días previos a la caída del primer bloque de hielo, unida a la condensación de hielo en caída libre durante 19 kilómetros a través de una atmósfera casi saturada, y durante 10 minutos, pueden dar lugar a un bloque de hielo.


Pero dentro de los investigadores ‘oficiales’ hubo alguna voz crítica, como la de Luis Sánchez Muniosguren, el científico designado por el Instituto Nacional de Meteorología (INM) para participar en la comisión. Para él, lo ocurrido “no se debe, ni siquiera remotamente, a procesos ocurridos en la estratosfera”. Del informe decía que “esos resultados contradicen los principios universales de la física”, porque estudiadas las variables físicas de las capas altas de la atmósfera en esos días, “no se induce en ningún momento que existieran las condiciones para la generación de aerolitos, sino más bien al contrario: en el caso de poner un bloque de hielo esos días en la atmósfera se hubiese desintegrado inmediatamente por las relativamente altas temperaturas”. Según los datos del INM en esos días la temperatura a 30 Km. De altura fue de 48 a 60 grados bajo cero, mientras que la necesaria para crear cristales de hielo a esa altura, oscilaría en torno a los 94 grados bajo cero.


No eran bromas, ni cometas, ni hielo de aviones, ni otras alternativas más rebuscadas. Los científicos españoles intentaron hacer olvidar el término erróneo de aerolitos, y sustituirlo por el de megacriometeoros, con el cuál se ha bautizado el fenómeno en las revistas científicas, como ‘Science’, donde se publicaron los resultados completos de la investigación. A la cuestión de la cantidad y cercanía temporal de los casos, se asoció a que durante la oleada de enero de 2000, la tropopausa (una capa de la atmósfera) había descendido de nivel, algo que se asocia al daño medioambiental. Además se produjo en las capas altas de la atmósfera un sobreenfriamiento propiciado por la disminución del ozono en esas fechas sobre todas las áreas donde cayeron trozos de hielo, según señalan los mapas de ozono de la NASA.

Sin embargo, incluso años después existía aún controversia científica. En Estados Unidos, algunos expertos de las Universidades de Washington y Wisconsin apoyan la hipótesis del español Jesús Martínez Frías, mientras en la Corporación Universitaria para la Investigación Atmosférica en Boulder (Colorado) refutan la consistencia de esta teoría porque “no se puede formar hielo sólido en ausencia de nubes gruesas y claramente visibles”.

Martínez Frías apuntó, por último, el interés de este fenómeno para estudiar el hielo en Marte, que se podría formar, en su opinión, en condiciones similares. Para más información sobre casos más recientes y seguir las investigaciones y resultados de la investigación oficial, se puede consultar la web http://tierra.rediris.es/megacryometeors


Así pues, el fenómeno sería una consecuencia del cambio climático. Algo con lo que lamentablemente estamos en 2009 acostumbrados a malvivir y a echarle la culpa de hechos climáticos extraños o exagerados que a veces acaban en catástrofes terribles, pero que en el 2000 todavía no alarmaba demasiado, y lo llamábamos ‘efecto invernadero’ o ‘calentamiento global’. Quizás fue un pequeño y sencillo aviso de Gaia (aconsejo a quién no conozca la teoría Gaia que busque información en Internet) ante lo que se avecinaba, o quizás no fue un aviso sino simplemente "lágrimas del cielo" (como escribió el investigador Bruno Cardeñosa).

Por el equipo GIPErioja.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante noticia !!! Gracias por la informacion tan curiosa sobre los aerolitos.

 
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