Saludos GIPEriojanos:
Esta entrada se puede considerar una continuación o añadido a la entrada anterior, donde hablamos de los últimos eventos programados para conmemorar el IV Centenario del Auto de Fe de Logroño, el conocido juicio de la Inquisición Española contra las "brujas de Zugarramurdi", donde fueron condenadas a muerte las últimas víctimas de la Inquisición Española, muchas décadas antes de que acabaran estas barbaries en otros países de Europa. Y en esto tuvo mucho que ver el valeroso y racional inquisidor Alonso Salazar y Frías, presente en el proceso y en este Auto de Fe de Logroño, donde se quemaron a los condenados por brujería.
Y es que España, a pesar de la mala fama que tiene la Inquisición Española, la cual es cierto que en muchas ocasiones actuó mal, en otros países de Europa sus actuaciones fueron mucho más nefastas. Y es que hay que diferenciar la persecución de la Inquisición a judíos, protestantes y musulmanes, con la que realizó contra brujos y brujas. Para intentar dar un poco de luz en este tema con tanta leyenda negra, me detendré en ello con datos del ilustre visitante que tenemos estos días en Logroño.
Según el prestigioso investigador Gustav Henningsen: “Teniendo en cuenta la gran inseguridad que mis cálculos nos ofrecen, a causa del material perdido y de la escasez de información sobre las cifras de las víctimas, todo parece indicar que la Inquisición no jugó tan importante papel, como invariablemente se le adjudica, en la persecución de brujos durante la Edad Media.”
Según Joseph Hansen la primera quema de una bruja habría tenido lugar en 1275, cuando la Inquisición de Toulouse condenara a una tal Angela de la Barthe por haber comido carne de niños y tenido relaciones con el demonio. A lo largo del siglo XIV, de acuerdo con dicha gran autoridad alemana, cientos de hombres y mujeres, acusados de brujería, habrían sido quemados por las Inquisiciones de Toulouse y Carcasonne. A partir de Hansen se sugiere también la seductora idea de que la Inquisición, tras haber exterminado a cátaros y valdenses, se volcó sobre las brujas para no quedarse inactiva. Pero la investigación más reciente ha demostrado algo totalmente distinto. Todos los datos sobre la sangrienta caza de brujas en el sur de Francia se remontan a un libro de divulgación escrito por el novelista francés Lamothe-Langon (1829), cuyas fuentes medievales, sino que las había inventado él para sazonar su relato.
A raíz de este descubrimiento, la cronología se ha retrasado con casi cien años. Los primeros aunque escasos informes datan de 1360. No fue la Inquisición quien inició la persecución sino la justicia civil en Suiza y Croacia. Resulta interesante ver cómo la Inquisición de Milán no sabía qué hacer con dos caminantes nocturnas, que en 1384 y 1390 confesaron haber participado en una especie de aquelarre blanco en el que el hada Madonna Oriente les instruía en la forma de ayudar a la gente a combatir la brujería.
Parece ser que la legalización y locura por la caza de brujas tuvo su origen en las exigencias del pueblo, que presionaba a los tribunales civiles. Poco a poco, la Iglesia también hubo de adaptarse a esta corriente, pero la Inquisición no aparece involucrada en ese tipo de persecuciones con anterioridad al siglo XV.
Con el fin de obtener una idea más exacta de la participación del Santo Oficio en la caza de brujas, Henningsen estudió unas 1000 causas: el 63% fue juzgado por las autoridades civiles; el 17% corresponde a tribunales episcopales, mientras que el 20% corresponde a la Inquisición. La mitad de las 200 causas de que se trata, se debieron al inquisidor Heinrich Institoris, cuya persecución de brujas en el año 1484 había sido autorizada por una bula del papa Inocencio VIII.
Para el año 1525 aproximadamente, los tribunales inquisitoriales de Europa se habían extinguido y la era del Santo Oficio medieval había finalizado. Entre tanto, una nueva forma de Inquisición venía en su sustitución. Se trataba de una Inquisición "moderna", instituida sobre bases nacionales. La primera de este tipo se estableció en España, en 1478, con bula papal. A la Inquisición española, le siguieron la portuguesa (1531), y la "romana" (1542).
Pues bien, según algunos estudiosos, los datos ‘modernos’ dan que España fue la segunda que menos fallecimientos (sólo datos de procesos de brujería por parte de los tribunales inquisitoriales, civiles y episcopales) originó en relación la población del país, tras Portugal, y delante de Italia. En España unas 0,04 personas por cada mil, tirando por lo alto, es decir, unas 300 víctimas mortales. En Alemania se calculan unas 25000 en total, el mayor en Europa en números absolutos, sobre 1,5 personas por cada mil habitantes. En cuanto a mayor porcentaje, se llevaría la palma Liechtenstein con una condena a muerte por cada diez habitantes. Pero en la lista también destacan numerosos países como Dinamarca, Austria, Suecia, Islandia, Hungría, Polonia…
Si consideramos únicamente los tribunales del Santo Oficio las cifras son igualmente inesperadas. Para Portugal es 1 víctima, para España, 27 (incluyéndose aquí las víctimas del proceso de Logroño de 1610, el más famoso en cuanto a brujería en España), y para Italia, 8. El resto de un total de unas 1300 ejecuciones, repartidas entre los tres países (7 en Portugal, unas 300 en España, y sobre un millar en Italia), se debieron a los tribunales civiles y episcopales de los mismos.
Henningsen, tras presentarnos los datos anteriores, afirma: “En ya anticuados estudios encontramos a menudo la suposición de que en España, Portugal e Italia, el Santo Oficio tenía tanto que hacer persiguiendo a judíos, mahometanos y protestantes, que no le quedaba tiempo para perseguir también a las brujas. La revisión sistemática de los archivos inquisitoriales nos demuestra algo muy distinto. Calculo que la Inquisición en los países católicos del Mediterráneo llevó a cabo entre 10.000 y 12.000 procesos de brujería, que, no obstante, fueron sentenciados con penas menores o absolución.”
“De esta exposición histórica podemos sacar las siguientes conclusiones:
1. Mientras que la Inquisición solía mostrarse dura y tajante con judíos, mahometanos y protestantes, se mostró inusitadamente blanda en cuanto al castigo de la brujería y otras formas de delitos mágicos. Tan blanda, que considerado con los ojos de un europeo del norte o del centro de Europa, debió resultar un escándalo.
2. La Inquisición podía haber causado un holocausto de brujos en los países católicos del Mediterráneo -mas la historia nos demuestra algo muy diferente- la Inquisición fue aquí la salvación de miles de personas acusadas de un crimen imposible.”
Aunque hay que aceptar que se cometieron errores e injusticias tremendas, como ocurrió en el tribunal inquisitorial de Logroño , y que condujo al Auto de Fe de 1610.
Este artículo es para dar más detalles sobre los actos de estos días, y que se ofrecen en el periódico del Ayuntamiento de Logroño “De Buena Fuente” de este viernes 5 de Noviembre, el número 1076. En este periódico de 8 páginas, hay 5 dedicadas a este IV Centenario, incluido el folleto de la exposición, lo que da idea de la promoción que está haciendo el ayuntamiento a esta efeméride. Si quereís descargaros el pdf del periódico podeís hacerlo desde aquí para el que quiera consultarlo, pero mientras os transcribo lo más interesante.
El lunes, martes y miércoles, es decir del 8 al 10 de noviembre, tendrá lugar el ciclo de conferencias ‘Inquisición y Brujería. El Auto de Fe de Logroño de 1610’ que organiza el Instituto de Estudios Riojanos, con la colaboración del Ayuntamiento de Logroño. Las citas son a las siete de la tarde en la Biblioteca Pública de Logroño, donde historiadores y antropólogos analizarán las causas, el desarrollo y las consecuencias del proceso. La entrada es libre, con las intervenciones el lunes de Enrique Ramalle (coordinador del ciclo), Gustav Henningsen y Mikel Azurmendi. El martes se podrá ver a Ignacio Panizo y Jesús Moya. Para finalizar el miércoles el turno es para Carmelo Lisón y Mikel Iriondo.
Hoy viernes 5 de noviembre, se inaugura la exposición ‘Brujas, Inquisición, Auto de Fe. Logroño 1610-2010’, que se podrá visitar hasta el 9 de enero del 2011, en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento. En ella, se podrá repasar el proceso inquisitorial y el consiguiente Auto de Fe que se celebró en Logroño, junto al edificio del Portalón, sede del Ayuntamiento hace cuatro siglos, en la calle de la Herventia (Portales), en noviembre de 1610.
La exposición esta dividida en tres partes, como indica su título. En la primera se trata de la historia de la brujería, contando con algunos objetos, libros y lienzos propiedad del historiador danés Gustav Henningsen, y la recreación de una cocina (espacio reservada tradicionalmente alas mujeres) de ‘brujas’ (curanderas, parteras, …). La segunda parte trata de la Inquisición, que se creo en el siglo XIII, pero que no cobró fuerza en España hasta el siglo XV. En el XVI ya contaba con 16 sedes del Santo Oficio en las principales ciudades (Logroño a partir de 1570 por traslado desde Calahorra). La primera sede en Logroño fue el Hospital de Roqueamor, hasta que se construyó un edificio junto al Convento de Valbuena. Diversos documentos del Ministerio de Cultura referentes a la Inquisición y su sede riojana, así como una recreación de una sala del tribunal de la Inquisición forman este parte. La tercera parte se centra en el Auto de Fe que tuvo lugar el 6 y 7 de Noviembre de 1610 tras año y medio de proceso sobre las sospechas y acusaciones de un nido de brujas en Zugarramurdi y alrededores (norte de Navarra). Se podrán revisar varios documentos de gran valor (cartas, informes, sentencias) del Archivo Histórico Nacional, así como otros como las famosas actas (‘Relación de las personas que salieron al auto…’) del impresor logroñés Juan de Mongascón, que editó dos meses después del Auto, narrando y describiendo lo acontecido en Logroño, con una finalidad moralizante. O la reedición de 1811 que realizó Leandro Fernández de Moratín, bajo el pseudónimo de Ginés de Posadilla, con un objetivo, este vez, de burla y repudio, y que influyó, según algunos estudiosos, en la supresión definitiva del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en España.
También hoy viernes, a las nueve de la noche, se va a poder asistir gratuitamente al estreno del cortometraje de animación ‘Akerbeltz: las brujas y el inquisidor’, en el Auditorio Municipal. La cinta tiene una duración de ocho minutos, y ha sido producida por Iralta Films, con los autores riojanos César Urbina (realizador), Jorge Galán (dibujante) y Ángel Urbina (guionista). La historia narra la aventura de un niño de Zugarramurdi, que escucha el canto mágico pidiendo auxilio de un grupo de acusadas de brujería y encerradas en Logroño. Este niño invoca a las fuerzas de la naturaleza para que le ayuden en ese peligroso viaje y rescate, antes de que esas mujeres ardan en la hoguera.
Estos días pasados el Ayuntamiento de Logroño ha homenajeado al historiador Gustav Henningsen por su exhaustiva investigación del Auto de Logroño, con su firma en el libro de honor del Ayuntamiento, y la reedición de su libro ‘El Abogado de la Brujas’ por Alianza Editorial, una apasionada y minuciosa crónica del proceso, centrándose en la importancia histórica del Inquisidor Salazar, y sus consecuencias. Más información en la página del cortometraje.
En las imágenes podemos ver a los alcaldes de Logroño y Zugarramurdi en marzo plantando once olmos en el parque del Ebro de Logroño en memoria de las víctimas del Auto de Fe, así como el escudo de la Santa Inquisición, y el libro sobre el Auto de Fe de Logroño del que se imprimieron en 1611 dos ediciones, una en Logroño, impresa por Juan de Mongastón, y otra en Burgos, impresa por Juan Bautista Varesio, que es la que se conserva en la universidad de Burgos (de esta edición es la imagen).
(Añadido más tarde:) El 10 de noviembre, el último día de conferencias del ciclo ‘Inquisición y Brujería. El Auto de fe de Logroño de 1610”, acudimos cuatro de nosotros (Josemi, Robert, Sergio y yo) a presenciar las de Carmelo Lisón, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, y Mikel Iriondo, de la Universidad del País Vasco. Estaban presentes Enrique Ramalle Gómara, del Instituto de Estudios Riojanos, como coordinador del ciclo de conferencias, el alcalde de Logroño, Tomás Santos, y otros ponentes que intervinieron los días anteriores, como Gustav Henningsen.
La primera fue un análisis del Auto de Fe en mirada antropológica, donde se valoraron las diferentes formas de enfrentarse al proceso, con una mente limpia, ordenada, analítica y con pocos prejuicios, como la del inquisidor Salazar, o desde un punto de vista llena de miedos, desconfianza, obsesiones ante el resto del mundo, ante las personas que no conozco y no son ‘como yo’.
En la segunda, se explicó, apoyándose en numerosas imágenes, como se ha reprensado el mundo de la brujería a lo largo de la historia. Tal como la entendemos hoy en día, no aparece hasta le edición en la Edad Media del 'Mallus Melleficarum', donde se recogen todas las artes nigrománticas conocidas hasta entonces. Pero no es aceptable que las brujas fueran exclusivamente una invención de la Iglesia. La creencia en las brujas rebosa de elementos animistas que vienen desde tiempos inmemoriales. Fue a partir de este tratado y los numerosos que vinieron después, ya ilustrados, cuando se empezaron a reflejar a las brujas y brujas en sus aquelarres, y en las actividades que describían estos textos. Estas imágenes, con calderos humeantes, niños desmembrados, sapos, machos cabrios, … son las que han ido formando el estereotipo narrativo, que se ha ido transformando y suavizando hasta nuestros días, donde se las asocia a escobas, la noche, la luna, … y ha sido trasladada a diferentes mundos: erotismo, feminismo, moda…
A lo largo de los tres días, expertos en diferentes campos has analizado distintos aspectos relativos a la Inquisición española y a las causas y repercusiones del Auto de Fe de 1610 contra las ‘Brujas de Zugarramurdi’. Los textos completos de las conferencias presentadas a este ciclo has sido editados en un libro coordinado por Enrique Ramalle y Mikel Azurmendi, e incluido en la colección ‘Logroño’ que el Instituto de Estudios Riojanos y el Ayuntamiento logroñés publican conjuntamente. Este libro está a la venta en la exposición ‘Brujas, Inquisición, Auto de Fe’, en la sala de exposiciones del Ayuntamiento, hasta el 9 de enero.
(Otro añadido:) Un grupo de vecinos de Zugarramurdi encabezado por el alcalde de la localidad navarra, Jesús Aguerre, ha viajado esta semana (del 22 al 26 de noviembre) a Logroño para visitar la exposición 'Brujas, Inquisición, Auto de Fe', que conmemora el proceso que la Inquisición celebró en Logroño hace cuatrocientos años.
En compañía del alcalde de Logroño, Tomás Santos, la delegación navarra recorrió la muestra instalada en el Ayuntamiento y acompañados por el concejal de Casco Antiguo, Ángel Varea, visitaron las obras de la Casa del Inquisidor, edificio contiguo a la iglesia de Santiago que se ha rehabilitado para albergar el Museo de la ciudad.
Según ha recordado Jesús Aguerre, "estamos cerrando ya todo el año de conmemoraciones, y es hora de comenzar a hacer balance, esa es una de las cosas que vamos a hablar".
Ha afirmado que, a lo largo de este año, se han cerrado heridas, ha habido un acercamiento entre ambos municipios "y habrá más colaboraciones de futuro, seguro".
"Aún impresiona ver estas cosas", ha dicho el regidor municipal ante una de las escenas recreadas en la muestra, que, a su juicio, va a atraer a más de un vecino de la localidad navarra "en cuanto lo conozcan mejor".
Para el alcalde de Logroño, Tomás Santos, "estamos encantados de cerrar el círculo, nos propusimos hacer este aniversario y lo hemos llevado adelante con seriedad y contenido", y, así, ha recordado los plenos institucionales en Logroño y Zugarramurdi.
En lo cultural, ha incidido en el ciclo de conferencias "que ha sido un éxito absoluto de asistencia"; la propia exposición "con la que estamos encantados"; la proyección de un corto de dibujos animados; "y algún pequeño acto que queda todavía para diciembre".
"Hemos llevado adelante un hermanamiento, va a ser el principio de una buena amistad sin lugar a dudas", ha finalizado el primer edil logroñés.
(Último añadido): Los actos en conmemoración del 400 aniversario del Auto de Fe en Logroño concluyen con el estreno de la obra de teatro 'La Relación', el próximo jueves, 9 de diciembre, a las 20:30 horas, en el teatro Bretón de Logroño, escrita por Ricardo Romanos y Bernardo Sánchez a partir de las actas del proceso inquisitorial contra las Brujas de Zugarramurdi publicadas por en Logroño por Juan de Mongastón en 1611. Según recordó el alcalde logroñés, Tomás Santos, durante la presentación de este evento cultural. 'La Relación', que recrea de modo sobrio los distintos momentos del Auto de Fe, "invita a la reflexión" y "supone un homenaje a todas las personas que han sido masacradas a lo largo de la historia", según destacó uno de sus autores, Ricardo Romanos. En este acto colabora el Ayuntamiento de Logroño y el diario 'La Rioja'.
La puesta en escena correrá a cargo de un trío de actores de primer nivel (en la foto): Miguel Munárriz, Marta Juániz y el propio Romanos. La venta de entradas, al precio popular de 5 euros, se realiza durante toda la semana en la taquilla del teatro Bretón de los Herreros de Logroño. La dirección corre a cargo del propio Ricardo Romanos, y la obra durará aproximadamente 80 minutos. La pieza, titulada 'La relación', es una «dramaturgia fónica», un «experimento teatral», una «partitura textual», un «espejo oscuro». La puesta en escena va a ser, cuando menos, singular. El público rodeará a los protagonistas sobre el escenario y los actores interpretarán la obra con una lectura dramatizada del texto. «Nos planteamos nuestro cuerpo como un instrumento y lo hacemos sonar. Somos tres actores ante nuestras partituras. El trabajo de dramaturgia que hemos hecho con el texto, que es muy erizado, ha convertido la obra en una pieza para un bajo, un barítono y una mezosoprano», explica Ricardo Romanos, que es actor, adaptador, director y encargado de vestuario y del diseño del sonido de 'La relación'.
Romanos admite que la adaptación ha sido un trabajo arduo porque el texto, dice, es «salvaje, macabro». «Hemos partido de defender fielmente el texto», afirma. «No hemos quitado nada, salvo algunas reiteraciones excesivas», asegura, «el texto está entero, lo que hemos hecho es trabajar a partir de la limpia edición que hizo Manuel de las Rivas ['Relación de las personas que salieron al Auto de Fe...' (Gobierno de La Rioja, 1993)], que ya lo modernizó en su día, sobre todo en puntuación». «Para los actores, los signos de puntuación son como para los músicos las notas musicales, así que hemos tenido que plantear estos de otra manera porque su valor para nosotros es fundamental», reconoce Romanos. «Hemos jugado toda una serie de situaciones diferentes que se pueden dar a lo largo de la narración de Mongastón. Primero asoman muchos personajes, como los delatores; y luego los espectadores, cómo lo contaron... Nos hemos limitado a hacer un potente trabajo de matiz, de tono, de timbre y de intención para construir de forma ultrarrápida todos los personajes que se asoman, con su voz, en la obra», detalla Romanos. El director y actor compara la puesta en escena del Auto de Fe celebrado en Logroño en 1610 con un montaje teatral de La Fura dels Baus. «Nosotros planteamos ese 'tinglao', que duró dos días y medio, como si pasara en la Plaza del Mercado. Contamos cómo se desató todo, describimos las partes morbosas, cómo los brujos hacen novicios a los niños pequeños, por qué unas mujeres son preferidas del demonio, damos definiciones del aquelarre, explicamos sus ritos...», avanza Romanos.
En la obra, de una hora y veinte minutos de duración, se suceden escenas de canibalismo, como una en la que, en un cementerio, se comen los huesos de los difuntos... todo aquello de lo que se les acusa a las víctimas. «Lo interesante es que al inquisidor, Salazar y Frías, a partir de este proceso, debió de entrarle un complejo de culpa porque se juzgó a la gente incluso por cambiar de camisa los sábados, por ser signo de herejía», recuerda Romanos. No obstante, la obra tiene un claro fin, está «dedicada a todos los seres humanos asesinados en nombre de cualquier dios, de cualquier idea»; y va a ser realizada «en recuerdo de todas las personas inmoladas por cualquier inquisición».
Según advierte Romanos, el mundo está lleno de inquisiciones, de gente condenada por sus ideas, creencias, por su manera de ser, pensar o por su género, y este experimento incide en que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, y sirve para masacrar la mayoría de las veces en estos tiempos oscuros que vivimos. El espectáculo está concebido de una manera muy escueta, y no hace hincapié en las pinturas del texto original porque no quieren hacer vomitar a los espectadores, recuerda Romanos. Según afirmaba, es una texto puesto en escena para la reflexión de los espectadores, por su parte el elenco garantiza estar a la altura de las circunstancias y ofrecer al público logroñés un espectáculo sonoro único.
Bernardo Sánchez Salas (Logroño, 1961) es escritor, guionista y Doctor en Filología Hispánica, profesor de Cine y Literatura en la Universidad de la Rioja y miembro de la Asociación Española de Historiadores del Cine. Es autor del libro 'El cine del vino', que el 2007 fue premiado en los premios Gourmand y Rafael Azcona. Como guionista de teatro, llevó a escena la adaptación de la película El Verdugo (Premio Max de Teatro a la mejor adaptación) y El sillón de Sagasta. Como guionista cinematográfico participa en la serie Cuéntame cómo pasó. Ha publicado numerosos artículos sobre teatro, cine y fotografía en libros y revistas de ámbito nacional y regional.
Ricardo Romanos (Logroño, 1947) es actor, productor, escenógrafo, figurinista y empresario teatral. Entre otras muchas, ha interpretado obras como 'Otelo', 'Final de partida', 'Robin y Marian' o 'Borís Godunov'.
Como adelanto podemos transcribir el texto que Bernardo Sánchez ha realizado para el programa de mano de la pieza teatral 'La Relación', que se estrena el jueves 9 de diciembre.
"Releyendo a principios de 2010 el sobrecogedor texto del Auto de fe con vistas a un artículo, comencé a 'escucharlo'. Todo el mundo lo da por conocido y, sin embargo, pocos son -mención aparte de sus mejores estudiosos y/o editores, como Caro Baroja, Fernández Nieto, Gil del Río o Manuel de Las Rivas- los que lo han leído de principio a fin (no es de extrañar: exige resistencia y estómago).
Popularmente pasa por ser 'lo de las brujas de Zugarramurdi' y corre el riesgo de equivocarse con una carnestolenda. Los cuatro siglos transcurridos desde el texto y desde los acontecimientos nos llevan a cierto engaño: no dejan que nos percatemos de lo terrible de su propia existencia -una pieza literaria ejecutora, una invención ignominiosa- y casi logran que no recordemos que en siglos y años mucho más cercanos a nosotros se han vivido algunos otros 'autos', desde los provocados por las dictaduras o por las guerras fraticidas hasta la -no llamada así por casualidad- 'caza de brujas' que se incoó en el seno de la democrática América de 1950.
Y por ahí queríamos ir: que el Mongastón resonara como un texto más contemporáneo de lo que quisiéramos oír, y que reconociéramos en él un acto más de linchamiento ideológico, de venganza y de arbitrariedad.
La idea consistía en eso: retransmitir como actual aquel texto; intentar el camino inverso al que realizara Arthur Miller cuando, acusado de comunista ante la Comisión de Actividades Antiamericanas, optó por intentar relatar y trascender aquel proceso político capitalizado por el senador McCarthy -gran inquisidor del momento- escribiendo en 1953 la excepcional pieza dramática 'Las brujas de Salem', cuya acción transcurría en Salem (ahora Estado de Massachussets), en 1692. Los históricos juicios de Salem, celebrados unas décadas después de los hechos de Logroño y Zugarramurdi, arrojaron un victimario de 25 personas (también mayormente mujeres, dato muy importante).
La idea que me surgió leyendo la 'relación' del Auto fue que tres voces de hoy, sin marcas temporales ni doctrinales, y de una forma fría, retransmitieran aquel contenido como si fuera no sólo un 'manuscrito encontrado' -que también lo es- sino un legado tenebroso que desborda la geografía donde se produjo y se convierte en una pieza universal, reveladora de la enfermedad del odio pequeño, mezquino e infame que nos mata.
A la salida de una función del Bretón, le comenté la idea de 'la relación' a Ricardo Romanos. Le gustó y en septiembre me envió la partitura que había compuesto a tres voces y múltiples sonidos que ustedes van a escuchar. Hasta donde los tres relatores- Ricardo, Miguel y Marta- se vean con fuerzas de llegar."
Sin más, saludos a los lectores. Podéis dejar comentarios libremente.
"Nos engañamos al considerar que la muerte está lejos de nosotros, cuando su mayor parte ha pasado ya, porque todo el tiempo transcurrido pertenece a la muerte"
viernes, 5 de noviembre de 2010
[+/-] | Más detalles de últimos actos del IV Centenario del Auto de Fe contra las 'brujas de Zugarramurdi' |
jueves, 4 de noviembre de 2010
[+/-] | Últimos actos del IV centenario del Auto de Fe de Logroño sobre las 'brujas de Zugarramurdi' |
Saludos GIPEriojanos:
Los últimos meses se han venido desarrollando diferentes actos en Logroño y Zugarramurdi con motivo del cuarto centenario del Auto de Fe contra las brujas de Zugarramurdi. Si alguien no sabe a que nos referimos le remitimos al artículo que publicamos en marzo del 2009 en este blog sobre el caso.
Parece ser que el ayuntamiento de Logroño ha decidido rescatar este oscuro episodio de la Inquisición española, y darle publicidad y lustre para ser un nuevo estímulo a los visitantes curiosos que se acerquen a la capital riojana. Distintas actividades programadas durante todo el año han recordado aquel acontecimiento, con un amplio programa que incluye un acto institucional, la reedición de un libro, una exposición, charlas y un convenio de colaboración turística entre las dos localidades. Destacó la inauguración de una placa en la calle Portales de Logroño (en el lugar donde se celebró el Auto de Fe) por parte de los alcaldes de Zugarramurdi y Logroño, así como la plantación de un bosquete de once olmos 'In Memoriam' en el entorno del parque de El Ebro. Actos similares, con representación de la ciudad de Logroño se han celebrado en Zugarramurdi.
Asimismo, el tema este año del XXIII Premio de Narración Breve De Buena Fuente, organizado por el Ayuntamiento de Logroño y la Fundación Caja Rioja, fue el mencionado Auto de Fe. Gracias a este IV Centenario y su promoción, se han podido encontrar muchas referencias en los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, Internet). Si buscáis más información aparte las entradas sobre el proceso de las Brujas de Zugarramurdi del blog, y el resto de este artículo, podeís acceder a una pequeña muestra de diferentes artículos que he recogido en páginas, como
larioja.com, noticiasdenavarra.com, rioja2.com o 20minutos.es. Los podéis descargar desde este enlace en un archivo de texto (.txt) sin formato. También he añadido algunos interesantes textos de Alfredo Gil del Río, Gustav Henningsen y Francisco Arroyo Martín (donde se incluye la transcripción de la increíble 'Relación del Auto de Fe de Logroño de 1610' de Juan de Mogastón, 1611) sobre este suceso histórico, recogidos de webs como vallenajerilla.com o elartedelahistoria.wordpress.com. De todos existen varios libros, muchas webs, programas de radio y televisión, documentales y reportajes que versan sobre este histórico acontecimiento, sus orígenes, protagonistas y consecuencias. Solo hay que buscar un poco.
Esta entrada es para destacar los nuevos eventos que estos días se pueden disfrutar en Logroño. El propio periódico semanal del Ayuntamiento de Logroño, llamado ‘De Buena Fuente’, en su número 1075, del 29 de Octubre de 2010, hace referencia a estos actos, incluyendo una entrevista con el investigador Gustav Henningsen. Los actuales actos constan de la celebración en Logroño de un ciclo de conferencias que inaugurarán Gustav Henningsen el 8 de noviembre, con los más historiadores y estudiosos sobre la historia de la Inquisición y el Auto de Fe de Logroño. También la exposición “Brujas, Inquisición y Auto de Fe” en el Ayuntamiento de Logroño, sobre la brujería y los procesos inquisitoriales, con especial atención al Tribunal de Logroño y al Auto de Fe de 1610. Además se va a reeditar y presentar el libro 'El abogado de las Brujas' de Gustav Henningsen, centrado en la figura de uno de los inquisidores del proceso de Logroño, Alonso de Salazar Frías, un clásico entre los estudios sobre la historia de la Inquisición española.
Se puede consultar todoslos números del periódico en la web del Ayuntamiento de Logroño, o podeís descargar el ejemplar que comento desde aquí. De todos modos transcribo la información para aquellos que no quieran consultar el pdf.
Sección: “En Sepia y en Digital”, titulado en este número “Preparando en Auto de la Fe”
Si bien los primeros Autos de Fe realizados en Logroño tras el traslado del Tribunal del Santo Oficio desde Calahorra quedaron convenientemente reflejados en los libros de actas municipales (seguramente por lo novedoso del asunto), en 1610 las cosas habían cambiado.
El ‘Auto de las brujas de Zugarramurdi’ ha dejado muy escaso reflejo documental en el archivo municipal logroñés y, si lo hubo, no se ha conservado.
Este hecho llama la atención, ya que era la justicia civil la que ejecutaba las penas impuestas por la Inquisición.
Además, seguramente el Concejo adoptaría medidas organizativas (suministros de pan, carne…) ante la previsión de la avalancha humana que se desplazó a Logroño para presenciar el Auto.
El Libro de Actas de 1610 recoge el encargo conferido a Pedro González de Albelda y Francisco Soto para confeccionar, por importe de 1000 reales, el tablado en el que dar de comer a las autoridades que, por obligación, iban a concurrir al Auto.
Unas sesiones más adelante, se aborda un conflicto surgido: el Corregidor de Logroño no iba a concurrir al Auto, y la ciudad pretendía que el Alcalde Mayor ocupara su lugar, cosa a la que la Inquisición se negaba.
El historiador danés Gustav Henningsen ha documentado en el Archivo Histórico Nacional diversos gastos a través de los cuales vemos cómo la ciudad se preparaba para el Auto de Fe: los hábitos de penitentes y las efigies de los que ya habían muerto (que eran muñecos de tamaño natural), los hizo un tal Cosme de Arellano, por importe de 142 reales. Fueron pintados y decorados con los símbolos del Santo Oficio por el artista Mateo Ruiz, que recibió 130 reales por su trabajo. Los carteles anunciando el Auto fueron impresos por Juan de Mongastón y costaron 30 reales. Hay asimismo un escalofriante asiento de 397 reales en leña con destino, evidentemente, a la pira en la que quemaron a los declarados “negativos”. El 6 de noviembre de 1610 se aproximaba.
Entrevista a Gustav Henningsen con el titular: “El mundo necesita gente como el inquisidor Salazar que se atreva a desenmascarar a los verdugos”
El danés Gustav Henningsen es reconocido en todo el mundo como uno de los historiadores que más agudamente han estudiado la Inquisición Española, y es sin duda el que más y mejor conoce el proceso inquisitorial y el Auto de Fe que se celebró en Logroño en 1610 contra “la secta de las brujas de Zugarramurdi”.
La próxima semana tendremos el placer de contar con su presencia en nuestra ciudad. El Ayuntamiento le rendirá un sencillo homenaje. Él presentará la reedición de su obra ‘El Abogado de las Brujas’, apasionante investigación histórica centrada en la figura del Inquisidor Alonso de Salazar. Su colección de paneles sobre la historia de la brujería formará parte de la exposición “Brujas, Inquisición y Auto de Fe” que el Ayuntamiento inaugurará el próximo día cinco de noviembre. Por último, el lunes día ocho, pronunciará en la Biblioteca Pública la conferencia inaugural de un ciclo dedicado al Cuarto Centenario del Auto de Fe de Logroño, que ha organizado el Instituto de Estudios Riojanos con la colaboración del Ayuntamiento.
Desde su casa de Málaga, donde reside, responde a nuestras preguntas.
¿Qué le parece que Logroño conmemore el IV centenario del Auto de Fe contra las Brujas de Zugarramurdi?
Me ha parecido una idea excelente esta conmemoración. Especialmente me ha gustado que se haya hecho un Parque de la Memoria para recordar a las víctimas del Auto de Fe, y que sus nombres figuren en la calle Portales, en el lugar en el que se celebró el Auto.
¿Qué importancia histórica tiene que la Inquisición tuviese sede en Logroño?
Para la historia de la ciudad sí tiene importancia, pero para la historia de la Inquisición no tiene especial relevancia. Sin embargo, si el tribunal hubiese estado en Pamplona, en 1610 el escéptico obispo Venegas habría podido influir más directamente en el curso del proceso y quizás evitado la tragedia. Recordemos que el obispo solía estar presente en las consultas de fe, o sea, cuando se votaban las sentencias.
¿De dónde le viene a usted la afición al estudio de la brujería?
Mi afición es más bien al estudio de la creencia en la brujería y las funestas consecuencias que tuvo para las personas que caían bajo sospecha de ser ‘brujas’ o ‘brujos’. Mi primer estudio fue en una isla de Dinamarca, donde la brujería, según la creencia, es hereditaria, y la sospecha había recaído sobre miembros de determinadas familias, sobre imaginarias ‘dinastías de brujas’. Igual parece haber sido el caso de Zugarramurdi, antes del estallido de la ‘brujomanía’.
Una de sus aportaciones a la investigación sobre este asunto es la distinción que usted hace entre brujería y brujomanía. ¿Cuál es la diferencia entre estos dos conceptos?
Brujería es la creencia ancestral en ‘brujos y brujas de aldea’, a los que la comunidad acusa de maleficio, de daños contra personas, animales y cosechas. La brujería es un poder personal que obra a través de la envidia, o el ‘mal de ojo’ de la bruja, sin la ayuda del Demonio. La brujomanía, en cambio, es un fenómeno de corto recorrido. Apareció en forma de psicosis colectiva como resultado de rumores, propaganda y adoctrinamiento. Se trata de una mezcla peligrosa de creencia popular y demonología erudita, la que atribuía poderes al Demonio… Para iniciar un proceso de brujería tenían que haberse producido daños contra individuos concretos, mientras que en los brotes de brujomanía bastaba con decir que se había visto a fulano o fulana en el aquelarre. Mientras que en la brujería tradicional solía haber un par de sospechosos en cada vecindad, durante un brote de brujomanía se llegaba a acusar hasta a la mitad de la comunidad.
¿Cómo se gestó el proceso de Zugarramurdi?
Durante el brote de brujomanía que tuvo lugar en Zugarramurdi, causado por las acusaciones de una joven francesa, el pueblo llegó a reconciliarse con sus ‘brujas’ después de que ellos y ellas hicieran confesiones públicas en su iglesia y pidieran perdón a sus convecinos. Si alguien no hubiera alertado a la Inquisición, los habitantes de Zugarramurdi seguramente habrían resuelto el problema de este modo pacífico. Pero, como escribo en mi libro, “por desgracia el Santo Oficio ya había sido avisado”. Dos semanas después de aquella reunión se presentaron dos agentes de la Inquisición para enterarse de lo que había pasado e interrogaron a ocho testigos que habían estado presentes el día en que los feligreses hicieron las paces en la iglesia. Al poco de esta visita, el 27 de enero de 1609 fueron llevadas las cuatro primeras acusadas a las cárceles secretas de la Inquisición de Logroño.
Háblenos de quiénes fueron los acusadores y los acusados.
Los acusadores fueron en su mayoría niños y adolescentes que, asustados por los sermones contra la secta diabólica que los párrocos lanzaban desde el púlpito, soñaban que eran sacados de sus camas y llevados al aquelarre. Cuando los niños revelaron quién los había llevado, la gente del pueblo se personó en las casas de las acusadas y con amenazas y malos tratos las obligaron a confesar su brujería. De modo que todas las personas que durante el proceso fueron encarceladas por la Inquisición, estaban de antemano señaladas por su comunidad. Cada ‘bruja’ confesa tuvo que dar los nombres de sus cómplices y con esto se fue llenando el archivo secreto del tribunal con nombres de sospechosos, hasta llegar a miles de personas. Con respecto a los acusados, vemos que estos pertenecían a todas las clases sociales y que, por supuesto, fueron inocentes.
¿Hubo unanimidad entre los inquisidores del tribunal de Logroño?
Al principio sí, porque los dos inquisidores, Becerra y Valle, estaban convencidos de la realidad de la brujería y pensaban que debían combatir una secta diabólica que desde Francia estaba invadiendo España. Medio año después de iniciarse el proceso, entró Salazar como tercer inquisidor. Aunque él no se metió en el negocio de sus colegas hasta un año después, cuando se estaban votando las sentencias para el Auto de Fe y entonces expuso por primera vez sus dudas sobre los fundamentos jurídicos del proceso. Aceptaba las sentencias de los brujos confesos, que iban a ser reconciliados, pero no estaba convencido de la culpabilidad de los ocho ‘negativos’ que, a pesar de la multitud de testimonios que hubo contra ellos, seguían insistiendo en su inocencia. Da la impresión de que quiso salvar a todos de ser quemados vivos, pero, por razones que desconocemos, sólo pudo salvar a dos clérigos, un monje del monasterio de Urdax y un sobrino suyo, que era cura en Fuenterrabía.
¿Qué papel juega el inquisidor Salazar antes y después del Auto de Fe de Logroño?
Fue él quien cambió el rumbo del tribunal, evitando así un holocausto. Pocos meses después del Auto, envió un informe al inquisidor general sobre ciertas irregularidades en el tribunal, por ejemplo, cómo un preso confeso “pudo instruir a un compañero de celda en lo que había que confesar”, sin que esa circunstancia fuese mencionada en las actas del proceso. Unos meses después, cuando se encontraba de visita en la ‘zona infectada’ se le abrieron los ojos del todo. Durante su viaje de ocho meses, Salazar realizó sus pesquisas con tanto rigor, que son comparables a un trabajo de campo moderno. Y la conclusión, a su vuelta, de que “no hubo brujos ni embrujados hasta que se comenzó a tratar y escribir de ellos”, escandalizó a sus colegas. Estaban convencidos de que el Demonio le había cegado y que Salazar se había convertido en ‘abogado de las brujas’. Sin embargo, después de tres años, Salazar salió victorioso en “la batalla sobre las brujas”: El Consejo de la Inquisición reconoció que todo aquel revuelo se debió a una falsa alarma y, con el fin de evitar equivocaciones semejantes en el futuro, introdujo tan rigurosas reglas que, en la práctica, se abolieron las quemas de brujas en España… cien años antes que en el resto de Europa.
¿Qué lecciones históricas nos pueden aportar la lectura de ‘El abogado de las Brujas’?
Lo que me fascina del carácter de Salazar es su amor a la verdad sin concesiones. Tras el Auto de Fe hizo nuevas y embarazosas revelaciones, y criticó sin piedad el modo en que el tribunal había procedido en el proceso contra la brujería… pero sin eximirse de la culpa que le correspondía como inquisidor. La lección que nos aporta esto es que los que están dentro del sistema –en la política, la justicia, la policía…- han de tener valor para revelar las cosas ilegales que se cometen a su alrededor. Como digo en mi libro “el mundo siempre tendrá necesidad de alguien que se atreva a desenmascarar al verdugo: de hombres tan enteros como Salazar”.
En las fotografías podemos ver a Gustav Henningsen firmando en el libro de honor del Ayuntamiento de Logroño, junto al alcalde de Logroño Tomás Santos. También vemos a los alcaldes de Logroño y Zugarramurdi, Jesús Aguerre, inaugurando la placa del ‘reencuentro’ de las dos ciudades cuatro siglos después de la sinrazón del Auto de Fe. Otras imágenes muestra el sello de la Inquisición, escenas de la ‘Sorginaren Eguna’ (Día de las Brujas) de Zugarramurdi, la portada del libro de Henningsen 'El abogadode las brujas', y el cartel de la exposición 'Brujas, Inquisición y Auto de Fe'.
"No hay ninguna satisfacción en ahorcar a un hombre que no se oponga a ello"
sábado, 14 de marzo de 2009
[+/-] | Parapsicología en La Rioja: Las brujas de Zugarramurdi y el Proceso de Logroño (1608 - 1610) [IV] |
Saludos GIPEriojanos:
Sigo con esta entrada que comence anteriormente, debido a su extensión.
El proceso de Logroño de 1610 marca un hito en el tratamiento de la brujería. La condena a la hoguera en España termina con este proceso. Fue Alonso Salazar Frías, inquisidor y uno de los miembros del Tribunal de Logroño, que no estuvo convencido de la participación demoníaca y por tanto de la brujeria en sí de aquellas víctimas, quien consiguió que la Suprema lo enviase a conocer y a informarse en el terreno de todo el problema brujeril. Los informes de Alonso de Salazar tras cuatro años de investigaciones en la zona vasconavarra, y a pesar de la oposición de otros miembros inquisidores del Tribunal, consiguió que la Suprema dispusiera que no volviera a quemar brujos. Alonso no pudo constatar la intervención diabólica. Se adelanta en esto España un siglo al resto de Europa que continuó quemando brujas, sobre todo en Alemania.
La Inquisición de Logroño duró hasta que los franceses entraron en la ciudad a principios del XIX. Los inquisidores huyeron y la documentación anduvieron rodando por tiendas. El archivo secreto fue objeto de las miradas del vecindario, más atento a chismes que a otra cosa. (Foto de la cueva grande de Zugarramurdi)Actualmente Zugarramurdi promociona su turismo gracias a esta parte de su historia y a sus espectaculares cuevas, aquellas donde se celebrarón según la sentencia, aquellos aquelarres. Debe de ser (yo aún no he estado) un sitio precioso lleno de magia, misterio, historia, enigmático y allí se pueden comprar un montón de cosas, desde un simple llavero hasta libros, todo relacionado con la brujería, por supuesto. Ahora os expongo una descripción del lugar realizada por un visitante en http://www.guiarte.com/.
"Una vez que se llega al comienzo del recorrido que bordea a la cueva más grande, lo primero que se divisa es un enorme túnel natural donde se nos recuerda que en el interior se han celebrado aquelarres. Al principio uno queda ensimismado, casi desconcertado, pues no da tiempo a asimilar cómo el paso de millones de años –y de agua- puede haber convertido un trozo de roca en una cueva tan extraordinaria.
Por el interior fluye un río – del infierno- que recorre a buena velocidad los 120 metros que mide de larga, por 12 de ancha y 11 de alta. Al lado de la regata, y bordeando el lado derecho, yacen apostados dos hornos de cal. Por lo visto, los construyeron en el siglo XVIII, con el fin de aprovechar las bondades naturales del lugar. Eran tiempos de hambre y se dieron cuenta de que la cal favorecía y aceleraba las cosechas.
Luego de un rato dentro de la cueva, cuando el oído ya se ha acostumbrado a los ruidos acuíferos y la vista ha fijando un camino en concreto, ya indicado y bien señalado, principia la pequeña excursión por el exterior y el interior de las cuevas.
Junto a los hornos se asoma un camino que nos conduce a Leze Txikía (cueva pequeña), que se encuentra en la parte superior y cuyo paso angosto no impide atravesar la galería con relativa comodidad. (Foto de la cueva del aquelarre en Zugarramurdi) Siguiendo el camino arbolado por fuera de la gruta, nos dirigimos a la entrada de las cuevas del aquelarre. Se llaman así, precisamente, porque enfrente de la entrada hay un prado, y porque aquelarre significa en euskera prado del cabrón.
Ahí mismo, hace cuatrocientos años, las brujas celebraban los aquelarres, que consistían en la reunión de brujos y brujas con la supuesta intervención del demonio en forma de macho cabrío. Hubo brujas muy famosas, como las que se nombran en el tablón anunciador que cuelga de la pared a la entrada del recinto. De hecho, lo primero que uno ve es el auto de fe por el que condenaron a cuarenta mujeres en 1612 acusadas de brujería. Figuran el nombre y la edad, el grado de participación en los aquelarres y la sentencia condenatoria. Llama la atención, de modo muy especial, la edad de las brujas: las había con apenas veinte años, pero también con más de 80. A todas, sin distinción, las hicieron presas y las llevaron a Logroño, donde un Tribunal de la Santa Inquisición dictaminó que había que quemar en la hoguera a doce de ellas.
No cuesta mucho imaginarse que en este lugar se celebraban orgías de brujería, pues al margen de las intenciones de las brujas, los rincones que esconde el recorrido de las cuevas parecen el lugar más apropiado para celebrar los aquelarres. Si avanzamos unos metros hacia adelante, cuando se sale a las afueras de la cueva, por la cara norte, uno cruza el puente del Infierno, construido con madera, y se da de bruces con la ruta del contrabandista.
En otra época más reciente, además de aquelarres y de actos satánicos, las cuevas sirvieron de refugio para los contrabandistas. La cercanía de Francia, así como las sendas que unen las cuevas de Sara, en Francia, donde se escondió Zumalacárregui durante las guerras carlistas, y Urdax, en Navarra, hoy acondicionadas al público, muestran los caminos que utilizaban los contrabandistas de tabaco, chocolate o vino. La senda que sale de las cuevas de las brujas es de una especial belleza, sobre todo por la variopinta vegetación que la adorna. (Foto del paisaje alrededor de las cuevas)El paisaje del entorno es bello. En el recorrido de las cuevas uno puede ver nogales, robles y fresnos; así como otros árboles de tipo arbustivo, como avellanos y espinos. Si alguno destaca por su aparición extraña, ése es el laurel, pues sólo se encuentra encima de la cueva; en ningún otro sitio más. Ni siquiera en los alrededores.
Tras subir una pendiente formidable, en la que a veces uno tiene que apoyarse en el quitamiedos por la inclinación de la cuesta, se llega al último tramo del recorrido. Desde allí se otea un panorama espectacular. En efecto, el visitante puede contemplar con fruición el paisaje de los cuatro puntos cardinales, respirar el aire benigno del mar, aunque no lo vea, e imaginarse que abajo, en el interior de la cueva, hace millones de años principiaron a formarse las cuevas de Zugarramurdi.
Para conservar la memoria de tanta belleza y tantas historias, se suelen organizar diferentes actos, que, de normal, coinciden con fechas señaladas. Desde hace algunos años, los habitantes, los vecinos del valle y los turistas que quieren participar, rememoran toda la simbología que rodea a las leyendas de las cuevas. El 18 agosto, tercer día de las fiestas, celebran en el interior de la mayor una comida popular denominada ziriko-jatea –cordero asado- a la que asisten varios miles de personas. Últimamente, incluso, se celebra en esas mismas fechas un concierto de música celta al que la crítica califica de magistral. (Foto de la entrada a una de las cuevas)En realidad, es otro modo de conjurarse con la magia de las brujas de Zugarramurdi, cuyo ungüento lo componen el vino y el cordero, binomio que funciona como un buen brebaje, que nos hechiza siempre."
Para finalizar un par de videos con unos pequeños reportajes sobre este tema. El primer video uno de Popular Televisión de casi 8 minutos con bellas imagenes de la zona. El segundo está dividivo en dos partes (unos 11 minutos cada uno) y es parte del programa de Cuarto milenio de Cuatro dedicada al tema (video1, video2).
Con esto acaba esta entrada de 'Parapsicología en La Rioja dividida en cuatro partes por su extensión. Espero que os haya resultado interesante. Hay muchos libros, ensayos, artículos, ... que tratan este tema, os animo a buscarlos, ya que en estas entradas no se puede exponer todo lo que los investigadores han sacado a la luz, ni situarse en el contexto socio-cultural de la época. Pido disculpas si algún dato erróneo se ha colado en el texto. Proximamente otras historias más breves. Gracias por vuestra lectura. Dejad vuestra opinión y comentario. El resto de los artículos de 'Parapsicología en La Rioja" a través del ÍNDICE.
(Añadido posterior: En 2010 se cumple el IV centenario del Auto de fe que tuvo lugar en Logroño como colofón a este proceso. Sobre los actos que se han organizado podeís leer más en estas entradas: 1ª entrada, 2ª entrada)
"No hay nada tan cierto en el mundo como la muerte y los impuestos"
jueves, 12 de marzo de 2009
[+/-] | Parapsicología en La Rioja: Las brujas de Zugarramurdi y el Proceso de Logroño (1608 - 1610) [III] |
Saludos GIPEriojanos:
A continuación la tercera parte sobre este tema que comencé en una entrada anterior. Espero que os interese lo suficiente como para leerlo completo.
El 11 de marzo de 1600 contestaron los señores del Consejo de Madrid, indicando en su breve carta los nombres de algunos de los encausados principales. Devolvían las causas e incluían un papel con un cuestionario dividido en catorce preguntas que decía (cambiadas algunas palabras al castellano y ortografia actuales):
"Preguntas que se han de hacer a los reos y testigos en materia de brujas.
1. En que dias tenian las juntas y cuanto tiempo estaban en ellas y a que hora iban y volvian y si estando alla o yendo o viniendo oían campanas o perros o gallos del lugar mas cercano y a cuanto estaba el lugar mas cercano de la parte donde se juntaban.
2. Si sabian los dias y horas en que se habian de juntar; o, si habia alguna persona que las avisaba y llamaba y quien era.
3. Si tenian maridos, o mujeres, padres o madres, parientes y criados y si dormian en un mismo aposento y si las echaban de menos alguna vez o veces o que es la causa porque no las echaban de menos o si alguno de los susodichos las han reñido por esto.
4. Si criaban de leche y si llevavan las criaturas consigo, o; a quien las dejavan encomendadas o que es lo que hacian de ellas.
5. Si iban vestidas o desnudas y donde dejaban los vestidos y si los hallaban en la misma parte o en otra.
6. Cuanto tiempo tardaban en ir desde sus casas al lugar de las juntas y que espaçio y trecho hay hasta alla y si topaban a ida o vuelta con algunas personas y si iban deprisa o despacio por sus pies o en pies ajenos cada una a la ida y a la vuelta y si estando en las juntas vieron pasar o atravesar por la parte donde se hacian algunos caminantes pastores u otras personas.
7. Si yendo o viniendo a las dichas juntas o estando en ellas por nombrar el nombre de I.H.S (Jesucristo) o por otra causa se han deshecho las juntas o quedandose en el camino sin poder el demonio darles mas ayuda.
8. Si se juntan para ir a dichas juntas y en que parte y si dicen algunas palabras y cuales y con que unguento y de que se hace y quien la hace y si tienen el unguento o las cosas de que se hace y diciendo que la tienen la haran buscar y hallado lo muestren a medicos y boticarios para que declaren la confeccion de que esta hecha y los efectos que naturalmente pueden nombrar.
9. Si para ir era necesario que se untasen o si fueron alguna vez y podian ir sin untarse.
10. Si entre junta y junta se comunicaban unos con otros tratando de lo que habia pasado en la junta o juntas y de cuando habia de haber otra junta o de otras cosas tocantes a esto.
11. Si se confesaban en ese tiempo y si confesaban estas cosas a sus confesores y cuantas veces las confesaron y si recibian el Santisimo Sacramento y cuantas veces lo hicieron y si decian oraciones de cristianos y cuales.
12. Si tenian por cierto que iban corporalmente a las dichas juntas o si con el dicho unguento se adormiesen y se les imprimen las dichas cosas en la imaginacion o fantasia.
13. Si resultaban muertes de niños o de otras personas, o haber sacado los corazones a los niños, se procure verificar estos delitos y actos con testigos.
14. Cuando examinen algun testigo o reo le pregunten los complices y a cada uno de los complices le pregunten lo mismo para ver si contestan en los actos y delictos y en la complicidad, para que mejor se pueda averiguar y aclarar la verdad." (Cuadro de Goya 'Vuelo de brujas'). Este cuestionario refleja la opinión de muchos de los inquisidores españoles que, ya en el siglo XVI, no sólo dudaban de la realidad de los actos atribuidos a las brujas, sino que creían que, en su mayoría, eran ilusiones, aunque a veces diabólicas. Podía incluso admitirse que en casos obrabá sobre su conciencia alguna materia o sustancia natural, extraída de hierbas.
Con arreglo a éste criterio se había castigado a bastantes mujeres en Castilla y otras partes, condenándolas a penas no muy fuertes, pese al trato diabólico, considerándolas más bien como embaucadoras, mentirosas y causantes de perjuicios. Pero no dejaba de haber gentes de toda clase que eran mucho más crédulas, y entre los inquisidores había asimismo partidarios de la opinión, madurada durante los siglos XIV y XV sobre todo, que venía a defender la realidad absoluta de las intervenciones diabólicas, en relación con las brujas y sus actos, sin aceptar lógica alguna.
Muchos magistrados civiles, muchas autoridades locales habían partido de esta base en sus actuaciones, en todo el occidente de Europa donde se daban las grandes "plagas". En España, éstas se circunscribían a Navarra, las provincias vascas y algunos puntos del Pirineo catalán. No se sabe exactamente la razón. Los dos jueces de Logroño que aparecen actuando en 1600 fueron, por mala fortuna, de los que creían en la realidad total de los actos de las brujas y brujos, considerados no individualmente, sino como pertenecientes a una secta. En esto hay que confesar que no se diferenciaban mucho de los habitantes de las zonas en donde iban a actuar. (Foto del pueblo de Zugarramurdi)
Los vascongados, en general, y con esta denominación ahora debe aludirse a todos los hombres y mujeres de habla vasca, llevaban casi siglo y medio con obsesiones periódicas producidas por los males que atribuían a los brujos o "sorguiñak". Y la Inquisición hubo de frenar su deseo de castigos violentos más de una vez. En Logroño las cosas se veían de otra manera que en Madrid.
El 22 de mayo de 1609 los dos inquisidores de aquella ciudad volvían a escribir a Madrid, respondiendo a las indicaciones recibidas y ya expuestas. Entretanto -añadían -se habían presentado otras seis personas más, voluntariamente, "las más principales cabeza y caudillo de todos aquellos brujos segun que suficientemente les esta probado". Puestos todos en las cárceles secretas, negaron su condición de brujos, pero los dos inquisidores no dudaban. Había, así, seis reos negativos y cuatro confitentes, según la jerga inquisitorial. La prosecución de los procesos les daba tal trabajo que Valle Alvarado, al que le tocaba, no había podido salir a la visita de la zona.
En la carta, por último, pedían instrucción acerca de lo que se debía de hacer "con los menores de doce años que son ya brujos renegados y con los de hasta veinte y cinco años y con todos los demás...". Las pruebas eran abundantes. Aún hay otra carta de 4 de septiembre de 1609, recibida en Madrid el 15, en que los inquisidores dan cuenta de la prosecución del asunto.
La idea de secta es medieval y va a mantenerse en los primeros tiempos de la Edad Moderna. En el proceso de 1610 los inquisidores promueven y consiguen que se acepte la idea de secta en la que se rendía culto al "Dios cornudo", el Demonio, a quien las brujas llaman señor. (Foto del acceso a una de las cuevas de Zugarramurdi)En el proceso aparece todo un culto en el aquelarre, con ritos de iniciación y con declaración de ritos de fecundidad mediante acto carnal con el Demonio. Se hacían venenos, polvos y ungüentos. Se decía que usaban huesos de muertos, sesos y belladona con la que se obtenía la llamada "agua amarilla" (producto venenoso). Para los polvos se usaban sabandijas, caracoles, ... Se pensaba que eran precisas 13 personas para formar un conventículo o secta, pero las detenciones del Tribunal de Logroño rompe con el número, pues los más activos fueron 27 y siempre se mantuvo como toda una única secta.
Continua. Espero vuestros comentarios. El resto de los artículos de 'Parapsicología en La Rioja" a través del ÍNDICE.
"Cuando no se teme a la muerte, se la hace penetrar en las filas enemigas"
lunes, 9 de marzo de 2009
[+/-] | Parapsicología en La Rioja: Las brujas de Zugarramurdi y el Proceso de Logroño (1608 - 1610) [II] |
Saludos GIPEriojanos:
Sigo con esta entrada que comence anteriormente, debido a su extensión.
De no ser avisado el Santo Oficio de lo que había pasado entre estos dos pueblos vecinos nada hubiera pasado, porque decidieron perdonar a todos, con la confesión y el hecho de haber pedido perdón a todos era suficiente, pero ya era demasiado tarde.
Se considera que la Inquisición fue arrastrada a actuar por el celo de la justicia secular, y por una ola de pánico de las que periódicamente dominaban al País Vasco, y que esta vez se extendió sobre la zona del extremo noroeste de Navarra: Las autoridades civiles habían realizado ya muchos arrestos e incluso habían ejecutado a varias personas cuando la Suprema dio orden al Tribunal de Logroño para que realizara una inspección en aquella zona.
Se puede decir cualquier cosa de la Inquisición, menos que era precipitada en sus procedimientos. Envió al inquisidor Juan Valle Alvarado quien, tras una laboriosa recopilación de testimonios entre delatores, envidiosos, supersticiosos y gente que buscaba venganza por rencillas personales, inculpó a trescientas personas, de las cuales unas cuarenta, las consideradas más peligrosas y culpables, serían trasladadas a la prisión de Logroño. (Cuadro de Goya 'El conjuro de las brujas')
El proceso duro 2 años con lo que nos vamos al 1610. De los 31 brujos encausados solo quedaron 18 ya que hubo dos epidemias y murieron, y los cadáveres se guardaron cuidadosamente para despues echarlos a la hoguera. Había más gente que estaba procesaba pero no confesaban ser brujos y esos también fueron procesados, así que hacían un total de 53 personas. Doce mujeres fueron quemadas en la hoguera. A los demás se les impuso otras penas.
Son de conocimiento público los “suaves” medios de persuasión empleados por la Inquisición. Los acusados comenzaron a charlar hasta por los codos, ya sea por la tortura o por la simple amenaza de ella. Además, delatando y firmando (o poniendo una cruz, porque la mayoría eran analfabetos) declaraciones que les ponían delante y que no entendían por estar aterrados, semiinconscientes o, simplemente, porque estaban escritas y leídas en castellano, lengua que desconocían (en esa zona se hablaba sólo el euskera) salvaban su vida. No era esto una solución total porque se comprenderá cuál sería el futuro en una pequeña aldea de una persona que había confesado ser bruja, por más perdón de la Inquisición que hubiera habido. El ostracismo, o la muerte civil. Marcados para siempre, ellos y sus familias.
Las acusaciones y las “confesiones” son tan ridículas, increíbles, y aberrantes que sólo pudieron ser creíbles (si lo fueron) en audiencias ya predispuestas a escuchar esas exageraciones, por ser de público conocimiento las atrocidades antinaturales atribuidas a los brujos. Envenenamientos, creación de tempestades, necrofagia, vampirismo, asesinatos rituales, almacenamiento de restos humanos descompuestos en las casas familiares para ser devorados días después. En los aquelarres, palabra de origen vasco que significa “prado del chivo” ocurría de todo (de orden sexual y criminal).
Los inquisidores no debieron quedar muy convencidos de la existencia de brujería en Zugarramurdi porque, de los cuarenta encarcelados, sólo quemaron a ocho (que o bien no quisieron arrepentirse ni delatar a nadie o no se les dio la oportunidad), mas cuatro fallecidos en prisión por causas “naturales” a quienes quemaron después de muertos, con lo que no causaron daño alguno. Los objetivos se lograron: se calmó la agitación popular, persuadiéndoles de que ya no había más brujos en la zona; se reafirmó la autoridad de la Inquisición para castigar brujos, herejes y demás; se proporcionó una macabra diversión al pueblo (se dice que acudieron cerca de 20.000 personas a Logroño, llegadas hasta de reinos vecinos.
Como resultado del Auto de Fe, además de los susodichos quemados, hubo de todo: azotados, desterrados, condenados a prisión perpetua, a remar en galeras por varios años, todo el arsenal, para servir de ejemplo y diversión al pueblo presente. Estas fueron las penas leves aplicadas a los arrepentidos y a los delatores. Hubo algunas absoluciones, pero ya se sabe a qué costo social. Confiscación de bienes, a casi todo el mundo. Era la primera medida que se tomaba al detener a un sospechoso. (Cuadro de Goya 'El aquelarre')
Lamentablemente del archivo de la antigua Inquisición de Logroño ha desaparecido la parte más considerable, porque en el siglo XIX, al tiempo de la guerra de la Independencia, fue objeto de destrucción. Así pues, no se poseen la suma de documentos que se relacionan con el famosísimo auto de fe de 1610, y durante mucho tiempo no se habló de él. Lo que si nos ha llegado es una relación de los hechos impresa y reimpresa luego varias veces, con notas de Moratín. Esta Relación refleja el punto de vista de dos de los tres jueces y provocó el revuelo correspondiente. Tuvo incluso ecos literarios y artísticos.
De esta Relación se habla de los antecedentes que influyeron en los jueces. La fama de la montaña de Navarra como país lleno de brujas viene arrastrada de fines del siglo xv. Los literatos españoles se hacen eco de ella. Y en algún modo, esta fama, fundada en hechos más o menos legendarios, sirven para justificar actuaciones reales. El miedo a las brujas y brujos estaba muy extendido en la zona vascanavarra, pese a que alguna autoridad eclesiástica, ya desde antiguo, había querido prevenir con sus escritos contra la tendencia a dar una realidad absoluta a lo que se decía de sus actuaciones. Pero estos discretos avisos, que arrancaba de tiempos muy anteriores al medioevo, chocaban, no sólo con las preocupaciones vulgares o populares, sino también con la tesis mantenida en distintas partes de Europa desde el siglo XIV por muchos jueces, tanto civiles como eclesiásticos, que escribieron libros perniciosísimos sobre el particular: con el "Malleus maleficarum" a la cabeza, haciendo gala de una credulidad. Hay, pues, que echar un tanto de culpa a los libros eruditos (no a las opiniones vulgares) cuando se busca el origen de ciertas actuaciones, como la que tuvieron dos de los inquisidores de Logroño.
En la Relación se especifica que el 13 de febrero de 1609 los inquisidores de Logroño, don Alonso Becerra Holguin y don Juan de Valle Alvarado, escribían al Consejo de la General Inquisición de Madrid, remitiendo los procesos de seis brujas y brujos. El 12 de enero anterior habían recibido noticia de una gran complicidad de brujos y brujas del pueblo de Zugarramurdi, que consideran, inexactamente, situado en "Navarra la baxa". Vistos los autos, se instruyeron sobre el asunto, estudiando lo provisto por el Consejo en estos casos y también las cartas relativas a otros hechos parecidos de 1526 (14 de septiembre) y 1555 (12 de septiembre y 2 de octubre).
La cabeza de la complicidad era una tal Graciana de Yriart con dos hijas y dos yernos, que, en efecto, habían confesado al vicario de Zugarramurdi que eran brujos y apóstatas. Pero luego se presentaron en Logroño y en la audiencia que se les dio a cada uno, aisladamente, dijeron que iban a pedir justicia, porque en realidad, no eran tales brujos: "dijeron -añaden los inquisidores -que venian en busca de su verdad porque la justicia de aquella tierra procedia contra ellos y los queria hacer grandes castigos porque habian confesado ante el Vicario y otras personas que eran brujos, pero que ellos no lo eran y que les levantaban falsos testimonios y que si ellos lo habian dicho y confesado era porque los apretaron y amenazaron mucho si no los decian afirmandolo todos y cada uno por sí".
Lo bueno es que el hombre que había llevado a Graciana, sus hijas y yernos a Logroño como guía fue recibido también por los inquisidores mismos y declaró contra aquéllos, diciendo que eran brujos en efecto, pero que en Zugarramurdi no había justicia que los atacase. Como Graciana y sus parientes querían acogerse al trato benigno que se daba a los acusados de brujos que se presentaban espontáneamente al Santo Oficio, y las acusaciones eran fuertes y como, por otra parte, eran pobres, los inquisidores ordenaron su prisión y resolvieron enviar los autos con las calificaciones de la culpa encontrada a Madrid, antes de que la prisión se llevara a efecto.
Continua. Espero vuestros comentarios. El resto de entradas de 'Parapsicología en La Rioja" a través del ÍNDICE.
"Cuando uno no sabe aún lo que es la vida, ¿cómo podría conocer lo que es la muerte? "
sábado, 7 de marzo de 2009
[+/-] | Parapsicología en La Rioja: Las brujas de Zugarramurdi y el Proceso de Logroño (1608 - 1610) [I] |
Saludos GIPEriojanos:
Las ilustraciones (no las fotografías) de esta entrada son de Goya, en su 'época oscura'. El pintor siguió de cerca el proceso de Zugarramurdi a través de su amigo, el escritor Fernández de Moratín. Los grabados muy probablemente se refieran a este proceso.
Las cuevas de Zugarramurdi se encuentran al norte de Navarra (a medio kilómetro del pueblo mismo de Zugarramurdi), justo en la frontera con Francia. Actualmente (INE de 2008) el pueblo tiene 225 habitantes. Según el tribunal de la Inquisición de Logroño, en este lugar se reunían personas de los alrededores para celebrar aquelarres. La inquisición mandó quemar en 1612 a doce mujeres (según ls mayoría de las fuentes, once o diez según otras) por cometer actos de brujería. Es uno de los juicios más famosos de la Inquisición Española. Pero, ¿qué paso en Zugarramurdi?
Según José Antonio Sainz (director del Archivo Histórico Provincial de Álava), "En aquella época nada ocurría por azar. O era un regalo de Dios o una maldición del demonio". En esta zona navarra se unían gentes "fanáticas e ignorantes" con problemas de lindes y tierras. La combinación sirvió de excusa perfecta para perseguir a cualquiera al que se le pudiese echar la culpa.
Las brujas "Normalmente eran herbolarias, que vivían aparte...", desmitifica Sainz. Según su opinión, los supuestos aquelarres no debían ser más fiestas (tal vez asociadas a ritos paganos) en los que no había ni machos cabríos ni orgías multitudinarias. Sin embargo, ante las acusaciones y el entorno "al final ellas mismas se llegaban a creer brujas". (Cuadro de Goya 'Auto de Fe de la Inquisición')
En este caso de Zugarramurdi, hasta 6.000 personas de la zona fueron investigadas por brujería y doce mujeres murieron en la hoguera. "Fue una locura colectiva" y la cosa habría ido a más sino hubiese hecho acto de presencia el inquisidor Alonso Salazar y Frías. "Era un abogado que había estudiado en Salamanca, un hombre racional. Su investigación fue muy adelantada para su época y ha pasado a la historia como el abogado de las brujas". En una época en el que para condenar sólo hacía falta una acusación de por medio, él se empecinó en buscar pruebas y acabó dictando el "Edicto del Silencio". En este texto se concluye que "nunca hubo brujas hasta que se empezó a hablar de ellas" y, a partir de entonces, los cuchicheos y las acusaciones de brujeria estuvieron casi más perseguidas que la propia brujería. Un avanze para una sociedad que en un tiempo fue capaz de perseguir, atormentar y matar a decenas de personas sin ningún motivo.
Una vez presentado el tema, empezaré a detallar algunas cuestiones para los interesados en los detalles.
La parroquia de Zugarramurdi era aneja de la de Urdax, y su iglesia estaba atendida por un monje del monasterio de 'premostratenses' de Urdax. Entre los dos pueblos no llegaban a los 300 habitantes, lo cuales estaban bajo la jurisdicción ordinaria y espiritual del Abad de Urdax.
Las gentes de Zugarramurdi eran campesinos y pastores libres, mientras que los de Urdax eran siervos de la gleba que trabajaban las tierras del Monasterio de Urdax. De los 31 brujos que salieron en el Auto de Fe, nada menos que 26 procedían de Urdax y Zugarramurdi. Se trataba de hombres y mujeres cuya edad oscilaba entre los 20 y los 80 años (aproximadamente una quinta parte de la población adulta).
Para los habitantes de Zugarramurdi, el que un niño muriera así sin más y sin ningún motivo aparente, no era una casualidad. Tampoco era una simple casualidad que un cerdo empezara a enfermar y adelgazar. Todo ello solo podía ser promovido por “malas personas”. Todo el mundo se decía para sus adrentos que quien podría ser… Hay un caso de una mujer que vivía en Zugarramurdi con sus tres hijas y cada vez que tenían oportunidad de robar lo hacían y cuando eran pescadas en plena faena se llevaban buenos palos. Así que las mujeres a las que estas robaban no debían de tenerlas mucha estima.
Y en medio de semejante ambiente, solo faltaba la mecha que encendiera la hoguera (nunca mejor dicho). Y así ocurrió en Zugarramurdi. A primeros del mes de diciembre en el año 1608 regresó a Zugarramurdi una muchacha, Maria de Ximildegui, de 20 años. Había vivido en Francia los tres o cuatro últimos años, pues sus padres decidieron marcharse a Francia ya que ellos eran de allí, en concreto a Ciboure. Ella volvió a su pueblo, sola, a servir.
María tenia mucho que contar de su estancia en Francia, decía que allí había sido miembro de un conventículo de brujas durante un año y medio y que después de un presentimiento, en la cuaresma de 1608, volvió al cristianismo. Contaba que, estando ella viviendo en Francia, se desplegó una persecución de brujos, precursora de la gran cacería que poco más tarde llevaría a cabo Pierre Lancre, antes de que Maria regresara a Zugarramurdi. Las gentes en Francia acudían a las iglesias, para acompañar a los niños que estaban muertos de miedo, pensando que iban a venir las brujas y se los iban a llevar al aquelarre. (Cuadro de Goya 'Aquelarre')
Pero Maria contó más cosas. Asistió dos veces a los aquelarres de Zugarramurdi cuando todavía era bruja en Francia, asi que sabía muy bien quienes eran las brujas y sin ningún escrúpulo fue nombrandolas una a una por sus nombres, lo que hizo que pronto llegaran las protestas.
El primero en llegar fue Estebe de Navarcorena pidiendo cuentas sobre lo que Maria había dicho de su mujer Maria de Jureteguia, y Maria le dijo, que si podía hablar con ella, lo iba a confesar todo. Cuando las dos estuvieron frente a frente Maria de Ximildegui dijo tantas cosas y dió tantos detalles que las dudas empezaron a surgir entre todos, así que empezaron a presionar a Maria de Jureteguia para que confesase y así lo tuvo que hacer por que estaba entre la espada y la pared. Además de confesar que habia sido bruja desde muy pequeña, acusó a su tia Maria Txipia de haber sido su maestra. De esta forma Maria de Ximildegui 'demostró' a todo Zugarramurdi que todo lo que contaba era verdad.
Lo primero que hicieron con Maria de Jureteguia fue llevarla ante un párroco (Fray Felipe de Zabaleta) y le contó en confesion todo lo que habia dicho delante de todos los demás. pero no contento con eso, tuvo que decir ante todo Zugarramurdi todo otra vez y pedir perdón por todos los años que dedicó a la brujeria y por los daños causados.
Poco antes del año nuevo los animos se caldearon y algunos se tomaron la justicia por su mano. En plena noche irrumpieron en casa de muchos vecinos que sospechaban que eran brujos o brujas en busca de sapos. Fueron unas diez personas que rebuscaron en la casa de Miguel de Goiburu, en la de Estevania de Iriarte y en la de Graciana de Barrenetxea. El pastor Joanes de Goiburu, marido de Estevania, se presentó al día siguiente en el monasterio de Urdax para quejarse de lo ocurrido. Fray Felipe le ordenó que fuera en busca de su mujer. Al regresar Juanes con ella, el fraile le dijo que era una bruja y ella lo negó. Pero el fraile tenia que demostrar que ella era una bruja, así que le colocó unos reliquias y una estola a la vez que la obligaba a decir la verdad. Asi que confeso todo. A partir de entonces otros sospechosos fueron obligados violentamente a delatarse, además eran amenazados con la tortura si no confesaban.
A lo pocos dias del año nuevo se reunieron más de cincuenta personas en la iglesia de Zugarramurdi para oir la confesión pública de los brujos entre los que había familias enteras. La brujería no se consideraba hereditaria, la brujería es un arte que se aprende, pero en Zugarramurdi daba la casualidad que las personas que habían confesado ser brujos y brujas, habia parentesco, así que creían que la brujería era cosa de familia. Entre ellos 7 de los diez primeros brujos eran familia entre sí.
En mi siguiente entrada continuaré con esta historia y la intervención de la Inquisición. Consulta más entradas del monográfico 'Papapsicología en La Rioja' desde el ÍNDICE.
"Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte"